martes, 24 de marzo de 2009

Esta cuidad me apabulla

Encontre esta entrada por publicar ... ya no me acordaba que la tenía y bueno me hace pensar lo diferentes que son las cosas hoy.


23-08-08

"Circe se emociona



Hace mucho que nadie me gustaba como este man. y la verdad estoy en estado de pánico porque siento que no es totalmente honesto y más que eso es que es tan dificíl sacarle una palabra.
la historia va así no vemos hablamos y nos llamamos, nos besamos poco... "


El hoy va más o menos así:

Esta ciudad me apabulla ...

El cambio drástico: De mi habitación casi en silencio perpetuo, a la calle en donde un hervidero de gente lucha por sobrevivir.

Me eriza la piel, la cabeza, los pensamientos.

Yo no soy un ser muy sociable aun que a veces aparente lo contrario. Me gusta el contacto con otros humanos, sentir la piel, las palabras, permitir las risas y las carcajadas, pero de muy pocas personas permito abrazos (incluso cuando me hace falta uno), cosquillas o besos.
Esta cuidad me apabulla, les decía. Me apabulla con su ruido y su gente. Siento que me plasta e hiciera de mi puré.

Me gusta mi casa (que no es mía y cómo quisiera que lo fuera). La vista desde mi ventana vende el sueño de vivir en un lugar alejado del centro, con árboles y pajaritos que cantan en las mañanas y a veces, solo a veces un rayo de sol toca el vidrio y genera un poco de calor en esta habitación, cuando la verdad es que estoy en medio de bullicio y el desenfreno de los viernes de septimazo o los jueves de viernes chiquito.

Con ese rayo de sol se cuela a mi casa la compañía, esa que casi nunca tengo, que anhelo. Me levanto de repente pensando que mi cama sería menos dura con un brazo sobre mi cintura, que los desayunos menos rápidos y los almuerzos menos tristes.

Este lunes es festivo! Cuando uno vive solo fuera de cuidad que lo vio crecer y lejos de la gente que lo acompañó en el proceso, los domingos en las tardes y los lunes festivos son detestables. A veces no comprendo cómo un día puede transformarse en un masa pegajosa y a forme que impide que todo aquello que uno quiere hacer sea imposible. Las manos se pegan a la cama. Las cobijas lo abrazan, no mejor, lo aprisionan.

Yo, despierta de desde muy temprano, combato la necesidad de levantarme con la realidad de no querer hacerlo porque no hay con quien hablar hoy. Con quien reírse ni de qué. Ahora comprendo porque tengo un plan de celular, porque yo no soy de esas personas a las que suelen llamarlas. Yo soy del tipo que llama cuando no sabe que hacer con su tiempo. Llama par no sentir que el mundo va implosionar hacia el vacio que siente en días festivos como hoy.

Bogotá me apabulla, me siento como hormiguita fuera de curso, buscando con sus antenas el camino a casa, dando patadas en medio de un charco, ahogada, asfixiada.

Y solo quiero pensar cómo podría dormir todo el día de ser necesario para obviar días como hoy, días como ayer.

No hay comentarios: